Dice la leyenda...

"Cuentan que las mujeres mapuches caminaban sin levantar la vista, por temor a enfrentarse a la mirada fulgurante de un dios muy joven y apuesto. Un día, una de ellas, más audaz pero temblorosa, lo miró. Un relámpago la subyugó, y cayó perdidamente enamorada. El Dios, conmovido, la llevó consigo al Norte, hacia ese pico que llegaba al cielo y de donde brotaba la luz, el Aconcagua. Él debía partir. Pero le ofreció una morada, Ruca Malén, "la casa de la joven". Y también una promesa eterna, un hechizo. Un néctar del que ella podría beber. Y viviría de nuevo toda la alegría de su mirada.”
Texto extraído del website de Ruca Malén. www.bodegarucamalen.com